SOBRE MI

A veces no sé, si guiñarme un ojo frente al espejo, o rascarme la nariz, cuando no me pica.

 

A veces dudo, si con cada baño que me doy, se está diluyendo el alma, o simplemente dejo todas las dudas que se vayan con el agua.

A veces no sé, si pueda volver a jugar a la rayuela, saltando al cielo o al infierno.

Y no sé, si prefiero los calores del poniente o recibir a brazo abierto una simple lluvia torrencial, que nunca llega.

A veces no sé, si apagar la luz cada noche, cuando se esconde la luna o simplemente esperarla hasta que alguna nube la descubra.

A veces no sé, si ponerme crema en la cara, para sostener alguna arruga que se revela o dejarme la piel limpia, con una simple cascara de pepino fresca.

A veces no sé, cual es el este o el norte. Me tendré que comprar un mapa, para poder ubicarme mejor.

A veces, no se que no se. Es que saber implica un compromiso e involucrarse.

A veces no se, si ya pasó la primavera o si está por llegar el otoño.

Es que me duele, a veces, saber que se.

Por eso, es mejor, a veces, no saber que los vidrios se empañan en invierno o que la tos me llega al levantarme.

A veces, no sé si soy yo misma, la que escribe o pinta o baila.

Por las tardes, cuando cierro las cortinas, y no sé muy bien porque las cierro, me prohíbo mirar hacia la calle.

A veces, no sé si quererte u odiarte. Prefiero no saberlo.

Y desde la incógnita diaria, entre saber y no, tengo certezas.

A veces, no sé si secarme el cabello con una toalla, o preferir que se escurra por mi espalda, mojado.

A veces, no sé si quiero cumplir años. Y compartirlo con otros.

A veces, no sé si vengo o si voy, entre un gintonic o unas cuantas cervezas.

E intuir, sin dudarlo siquiera, que estoy en esta tierra llena de huertas y mares, que no se, si son míos o los tomé prestados, sin pedirles permiso.

A veces, no sé, si mi nombre es mi nombre, y si la herencia de mi apellido, proviene de las antiguas hordas ancestrales.

A veces, no sé, si me inspiran los instrumentos de viento o simplemente algún acorde de guitarra.

A veces, no sé, si salir a caminar o quedarme en casa.

No sé.

A veces el no saber te retira de una charla y entonces prefiero el silencio.

Muchas veces, no supe verdades, porque a veces, los otros no sabían si contármelas.

Entonces, supongo, o no estoy muy segura de suponerlo, que lo que ya pasó, de aquellos que no sabían que yo quería saber, quedó en el pasado.

A veces, no sé si preguntar por mi historia o desconocerla.

A veces, me surgen todas las preguntas y otras veces, no se las respuestas.

A veces, no sé si entregarte mi amor o guardarlo secretamente sin voces.

Por eso, si sé que tengo un armario, lleno de no sé, por si acaso.

Emilse Caggiano